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viernes, 22 de noviembre de 2013

Economía doméstica


Cuando una persona le dice a su pareja que no llega a fin de mes, está hablando de economía. Y cuando la mujer le dice a su pareja que le han subido el sueldo y que, sumado con lo que gana ella,   ahora podrán comprarse el sofá que tanto necesitan, también están hablando de economía. Así de simple. Por lo tanto, todo el mundo habla de economía; y hacerlo es preguntarse cosas muy sencillas, preguntas básicas como las siguientes:
• Cuando hablan de recuperación, a la vez que hablan de más cinco millones de parados en España, ¿de verdad es que hay recuperación? Porque no sé con qué cara se puede ir a esos parados y decirles que hay recuperación.

• Cuando hoy hablan de más de cinco millones de parados y mañana dicen que el número es de tres millones y medio, ¿es que los gobernantes son una maravilla o es que han cambiado el método para contar los parados?

• Cuando se gasta más de lo que se ingresa (o sea, lo que se llama déficit), en mi casa es una mala noticia, y supongo que lo mismo pasa en la casa de todos, que no es otra que España. Pero esa gente, políticos y banqueros, habla de déficit con una tranquilidad pasmosa.

• Cuando las comunidades autónomas tiran y tiran de la caja (¿de qué caja?) y dicen triunfalmente que han conseguido un buen acuerdo de financiación, que no se sabe en qué consiste, pero que los ha dejado a todos muy contentos de sí mismos, aunque hay quien dice que la suma de todo lo comprometido es mayor que el dinero que hay, los que no sabemos economía podemos pensar que aquí lo que hay es una cuadrilla de señores muy peligrosos.

• Y cuando un señor de un partido de la oposición dice que una deuda que llaman “histórica” (y yo sin saber de qué historia es la deuda) quiere cobrarla en efectivo, yo digo: “¡Yo también!”. 

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