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lunes, 25 de noviembre de 2013

Periodismo económico y financiero - Rosa del Río

    La experta en información económica Rosa del Río construye un manual indispensable para todo aquel periodista que quiera ocuparse o ya se ocupe de producir informaciones de esta índole. Como su enfoque es totalmente práctico, cada aporte teórico va acompañado de ejemplos que hagan las veces de modelo para que el periodista pueda usar en su actividad habitual los conocimientos adquiridos tras la lectura de esta obra.
La escritora comienza su obra didáctica con un paseo por la historia de la prensa económica y financiera desde el plano internacional para centrarse luego en el español. A partir de ahí, divide su obra en dos partes: una primera en la que expone las bases de la actividad periodística en materia económica y financiera, y una segunda donde analiza cada una de las secciones que componen los medios de información económica.
A lo largo de la primera parte del libro, analiza cómo deben desarrollarse las relaciones profesionales entre los encargados de la información institucional y los de la información periodística en materia de economía y finanzas.
Distinguiendo entre la tarea del periodista fuente y la del periodista que trabaja en los medios o redactor en activo, la experta establece que mientras que la tarea del primero es explicar lo que acontece dentro de su compañía y saber convertir los datos en información textual, la del redactor es explicar esos datos a la ciudadanía y complementarlos con información que sirva para contextualizarlos.
Del Río ofrece las bases para el buen trabajo de ambos tipos de periodistas. Además, advierte de que una empresa ha de establecer líneas eficaces de comunicación con los medios para que la información llegue de la mejor manera posible a la población. No se deberá castigar a ningún medio con la privación de información de primera mano, pues éste podría contraatacar poniendo de relevancia datos o procesos negativos para la empresa. Tampoco se debe abusar de ruedas de prensa, aunque no debe prescindirse de ellas a la hora de presentar informaciones clave, como pueden serlo los resultados obtenidos al cierre de un ejercicio.
Asimismo, la autora da las pautas de selección, valoración y construcción de las diferentes noticias económicas. Además, compara y contrasta cómo debe tratarse la información económica en los diferentes medios, tanto en los tradicionales (prensa escrita, radio y televisión) como en el nuevo gigante de la comunicación, Internet, donde algunos de los periodistas más veteranos no se sienten aún cómodos y no consiguen ofrecer una información de calidad en relación con lo que los nuevos sistemas demandan.
El redactor de los medios generalistas debe saber que, generalmente, el público no es experto en economía. Por ello, debe tratar esta ciencia desconocida para muchos desde la claridad y la simplicidad, sin faltar por ello a la verdad o a la objetividad. Así, las noticias que tendrán cabida en estos medios serán las que despierten un mayor interés en la población, mientras que las noticias referentes a temas que requieran de un mayor grado de especialización o de conocimientos irán destinadas a los medios especializados.
En la segunda parte del libro, más extensa que la primera, la autora pretende que el lector comprenda los conceptos claves y sepa manejar de manera eficaz el lenguaje de cada sección especializada que compone la información económica y financiera de un medio de comunicación. Para ello, se detiene en cada una de estas secciones o subespecialidades (economía general o macroeconomía, economía de empresas o microeconomía, finanzas y política monetaria, mercados de valores y Bolsa, la relativa a la Unión Europea y la referente al panorama internacional). Analiza las fuentes de información que nutren cada una de ellas y, además, ofrece ejemplos prácticos de redacción y corrección de noticias pertenecientes a todas las subespecialidades.
Cabe destacar que, a la hora de tratar la información de la Unión Europea, Rosa del Río se remite al origen y evolución de ésta, partiendo de la base de la integración económica. Además, en cuanto  a la sección internacional, subraya que la globalización favorece a que cada hecho que acontece en un determinado país pueda tener repercusiones en muchos otros, lo que en el plano económico supone, por ejemplo, que una simple quiebra pueda afectar a la Bolsa de prácticamente cualquier Estado.
La autora acaba este manual básico para el periodista económico con una amplia bibliografía útil y un pequeño diccionario en el que encontrará la definición de numerosos conceptos con los que tendrá que usar día a día en su tarea como periodista.
El libro es del todo útil a la hora de acudir a él en momentos puntuales, pues sirve para resolver cualquier tipo de duda en materia de información económica.
Desde mi punto de vista, la mayoría de los periodistas sabemos un poco de todo pero, a la misma vez, no somos expertos en nada. Por ello, es indispensable poseer herramientas de trabajo que puedan contribuir a solventar los problemas con los que se encuentra el periodista día a día y que derivan de su previsiblemente bajo grado de especialización en la materia sobre la que está produciendo información.
Este manual, además de sentar las bases de la actividad periodística y delimitar la misma, ofrece las definiciones de los principales conceptos que un periodista económico ha de manejar.  Esto es de gran ayuda, pues una de sus principales metas como profesional es poder desenvolverse con soltura en la materia en la que se engloba la información que produce.
En la actualidad, la crisis económica y las posteriores recesiones, cuyas consecuencias han sido del todo negativas para el grueso de la población española (recortes de presupuesto y de personal, cuantías menores en materia de ayudas y becas, reducción de garantías sociales y prestaciones en el ámbito de la seguridad social y el mundo laboral…), han hecho que el ciudadano de a pie se interese cada vez más por conocer qué sucede en su país, en las empresas de éste y en el mundo en general, pues ha aprendido que el desarrollo económico, así como su evolución o involución, determinarán las políticas de los gobiernos en materia económica, las cuales afectarán, de una manera u otra, a su futuro y al de las generaciones venideras.
Por esto, los periodistas hemos de proporcionar información económica de la manera más clara y objetiva posible, para que la gente pueda entender lo que ocurre en las empresas, los bancos y la Administración pública y, en base a ello, forjar su propia opinión acerca de la situación y sacar sus propias conclusiones sobre el acierto o error de la aplicación de uno u otro tipo de políticas económicas por parte de los gobiernos.

En definitiva, el periodista nunca debe olvidar el compromiso que tiene con la sociedad, pues un pueblo bien informado se desarrolla en libertad y no admite la corrupción, la mala gestión de los fondos públicos y los abusos de poder.

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