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lunes, 25 de noviembre de 2013

Margin Call, causas de la crisis

Hay películas que han afrontado el reto de contar claramente lo que ha gestado esta crisis, pero ‘Margin call’ intenta profundizar más todavía, no en el hecho en sí, puntual, despreciable, que habría propiciado la caída de los mercados que hoy en día asola casi todas las economías mundiales, sino en ciertos factores que Chandor encuentra espeluznantes, como la evolución interior de los grandes magnates, la significativamente corta edad de los hombres que manejan en muchos casos el futuro de millones o la inquebrantable estabilidad de los poderosos frente a cualquier hecho que les afecte, previsible o no.

Nos expone representativamente la tensión que se produjo las horas previas al comienzo de la crisis económica de 2008 en donde un modelo matemático prevé el derrumbamiento del valor de las gigantescas inversiones de un banco, es decir, la calificación de riesgo que el banco hace de un producto financiero con el que opera es errónea, y los activos que conforman este producto se están degradando hasta el punto que pueden quebrar el banco entero. Por lo tanto, los ejecutivos deben tomar decisiones radicales antes de que la noticia se vulgarice. La cuestiona ardiente, radica en que la entidad financiera es tan prominente y monopolizadora, que tal decisión puede afectar a todo el mercado mundial.  Todos ellos se reunirán para tratar de no resultar inculpados por las prácticas fraudulentas que venían realizando desde los últimos años.

La película ejecuta un estudio moral y determinista sobre la frivolidad y la ambición del ser humano, en donde moral y avaricia se confronta en un extenuante y despiadado ejercicio de poder e imposición por parte de los altos ejecutivos, hacia los  bróker que se oponen a la corrupción.
Margin Call no se esfuerza en hacer inteligible los interines del hundimiento de Lehman Brothers y el escándalo de las hipotecas subprime. Al contrario, las causas permanecen opacas, porque el objetivo del film reside en demostrarnos que nuestras vidas dependen de un lenguaje que no entendemos y de un grupo de hombres que, desde las alturas y en la antesala del desastre, deciden por nosotros.
La ambición del director fue poner en escena una obra, confiando en que sus intérpretes utilicen la palabra como en un combate de esgrima. La elección del reparto es la maniobra más inteligente de esta ópera prima: desde la presencia de Zachary Quinto, el bróker que descubre el pastel, hasta Kevin Spacey dándole la vuelta a su sempiterno papel de tiburón despiadado, pasando por un excesivo Jeremy Irons, todos forman parte del gran teatro del mundo a punto de desmoronarse.
La película trata de demostrar que ha sido un sistema que ha funcionado mal. Es decir, tiene una lógica, un modelo de funcionamiento de la economía que tiene su parte positiva, como la han tenido la globalización y la apertura de los mercados financieros internacionales al poner en conexión el ahorro de unas partes del mundo con la necesidad de inversión en otras y que tiene su faceta atractiva en la medida en que genera mucho beneficio, pero que ha fallado. Hay un fallo en el funcionamiento de un sistema en el cual el dinero, que siempre ha formado parte de la actividad económica como un instrumento, pasa a convertirse en un fin en sí mismo, independiente por completo de aquello a lo que debe dar soporte. Ya no es el clásico intercambio de una mercancía por dinero, sino que el dinero se cambia por dinero en una espiral en la cual ese sustrato no se produce.

            

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