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sábado, 23 de noviembre de 2013

Los días que vivimos peligrosamente


Los días que vivimos peligrosamente, de Mariano Guindal se inicia con la  conversación que mantuvieron Luis de Guindos y Mariano Guindal, cuatro días antes de  que el primero fuese  nombrado ministro de Economía, donde comenta con Mariano la inminente quiebra de España.
En 2006 el Banco de España advirtió al Ministro Pedro Solbes de la gravedad de la crisis financiera, pero este ignoró el asunto. Un año después estallaba la crisis financiera internacional donde los bancos centrales de EEUU, Europa y Japón se vieron obligados a inyectar enormes cantidades de dinero a los mercados financieros. Era el comienzo de la Crisis. En España la banca dejó de conceder  créditos dando lugar al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Al mismo tiempo que la burbuja inmobiliaria estallaba el Gobierno también atravesaba un momento complicado, ya que los españoles comenzaron a darse cuenta de  como los socialistas habían tapado la crisis y no habían hecho nada por evitarla.


Al mismo tiempo los poseedores de grandes fortunas se las llevaron al extranjero, y continúan haciéndolo. Y mientras el gobierno Rajoy premia a los ladrones  por volver a traer su dinero y sacan de nuevo todo el que puedan. El autor no duda en calificar como confabulación y conjura el pacto de silencio que banca, gobierno, medios de comunicación y grandes catedráticos de economía llevaron a cabo por motivaciones poco recomendables y no por evitar el catastrofismo.
Pedro Solbes no tardaría en perder posiciones. La Ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado, en cumplimiento con el acuerdo alcanzado con los sindicatos y antes de sustituir al Ministro en Economía reclama la subida del salario de los funcionarios un 5%. Solbes se niega, y aquella discusión fue ganada por Elena Salgado. En 2010, Zapatero ve en la Presidencia española de la UE una magnífica oportunidad para recuperar fuerza , y en ese contexto resulta muy curiosa la anécdota de la Ministra Salgado,  pretendería alcanzar la Presidencia del Gobierno siendo consciente de que las presiones familiares aconsejaban al Presidente no intentar la reelección, la cosa acabó mal.
Los ataques especulativos en los mercados contra la deuda española se suceden y Zapatero llega a pedirle al Centro Nacional de Inteligencia que investigue quien está detrás de ello. Eran días de paranoia que recibieron la decepcionante respuesta de que no había nadie más que la codicia detrás de dichos ataques. Comenzó en España una creciente incomodidad hacia la Alemania de Angela Merkel , cuyo ministro de finanzas, Wolfgang Scháuble,  intentaba convencer a Rajoy para sucumbir a la austeridad reclamada por los germanos.
La noche del 9 de mayo de 2010, Elena Salgado logra un acuerdo en el Consejo Europeo por el cual España acepta un recorte del 1,5 del PIB para 2010 y 2011. Obama llamó a Merkel y Sarkozy para decirles que además de las cuestiones fiscales estaban las de competitividad, por lo cual España tenía que complementar los recortes con una profunda reforma laboral y de pensiones. Aquel fue el momento en el que España perdió definitivamente su capacidad de decisión en materia económica.
Terminaba aquel año con Grecia, Irlanda y Portugal intervenidas, por su parte Italia y España resistían todo lo que podían.
Y así alcanzamos el final de Zapatero, según el autor un mal gestor de la Crisis que escuchando a Miguel Sebastián (Ministro de Industria) mucho más que Pedro Solbes, no fue capaz de evitar el declive tras el legado de José María Aznar .
Tampoco favorecieron a la imagen del socialismo las numerosas protestas de los indignados de la Puerta del Sol, pues no conseguían generar la misma afección entre la izquierda y la derecha.
Después del gobierno de Zapatero, llegó el éxito para los populares bajo el mando de Mariano Rajoy, considerado como un líder sin carisma.Nunca antes en la historia de la nueva democracia española un dirigente político acumuló tanto poder para poder cumplir las exigencias europeas.
Los días que vivimos peligrosamente concluye en la actualidad más reciente, no obstante Guindal define cuales serán los cuatro errores de Rajoy: desafió a las autoridades europeas al cambiar unilateralmente el objetivo de reducción del déficit público en 2012, elevándolo del 4,4 al 5,8 por ciento; en segundo lugar, no disimuló el déficit heredado del gobierno socialista revisándolo al 8,5 por ciento; en tercer lugar, aplazó la aprobación de los presupuestos hasta después de las elecciones andaluzas. Y, por último, fue incapaz de dar una salida a Bankia que se terminó convirtiendo en un problema sistémico.

Opinión personal

Al igual que El declive de los dioses, Los días que vivimos peligrosamente,  es un libro muy denso, no por ello menos interesante pero demasiado extenso, si es cierto que resulta complicado sintetizar tanta información en menos páginas pero es un libro cuya lectura es pesada y tiene que ser lenta para comprender todos los datos que se aportan y todos los nombres.
Creo que ambos libros se centran en la economía pero siempre desde el punto de vista de la política y se extiende demasiado en las explicaciones sobre las medidas de los diversos ministros de economía y presidentes del gobierno.
El problema de nuestro país, ha sido que sus gobernantes no han sabido realizar correctamente su trabajo, no han sabido advertir a la gente del inicio de una crisis económica que si se hubiese atajado desde un principio quizás no hubiese llegado a los extremos en los que nos encontramos: la cantidad de desahucios es mayor cada día, la tasa de paro esta alcanzando unos niveles altísimos que nunca antes se habían producido, y mientras que millones de españoles están pasándolo absolutamente mal para llegar a fin de mes, si es que llegan, los políticos siguen gastando nuestro dinero en medidas absurdas, comidas, viajes en clase alta, coches oficiales, y todo tipo de comodidades a costa del dinero de los españoles.
Nuestro dinero se despilfarra en cosas inútiles que no nos ayudan a salir de la crisis económica y que únicamente se dirige a llenar bolsillos que ya están suficientemente llenos y a dejar más vacíos aquellos de  los que apenas tienen dinero para subsistir.

No se puede culpar únicamente a un político de la situación que atravesamos, aquí han tenido que ver todos tanto la izquierda como la derecha, y hasta que dejen de tirar piedras unos sobre el tejado de los otros y comiencen a colaborar esta situación no va a mejorar, y menos contando con todo lo que se ha permitido y comienza a salir a la luz ahora que estamos como estamos.

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